martes, 16 de enero de 2018

Jorge Luis Borges -

Hace bien poco que he descubierto a este reputado y conocido genio de las letras:Jorge Luis Borges.
Argentino, ya fallecido, es muy famoso por su libro "Ficciones" y por sus diferentes poesías y ensayos. Poco puede describir mejor su genialidad que un ejemplo de ésta, como es el siguiente poema que me llegó a emocionar sobremanera...:


Jactancia de quietud

Escrituras de luz embisten la sombra, más prodigiosas que meteoros.
La alta ciudad inconocible arrecia sobre el campo.
Seguro de mi vida y de mi muerte, miro los ambiciosos y quisiera entenderlos.
Su día es ávido como el lazo en el aire.
Su noche es tregua de la ira en el hierro, pronto en acometer.
Hablan de humanidad.
Mi humanidad está en sentir que somos voces de una misma penuria.
Hablan de patria.
Mi patria es un latido de guitarra, unos retratos y una vieja espada, la oración evidente del sauzal en los atardeceres.
El tiempo está viviéndome.
Más silencioso que mi sombra, cruzo el tropel de su levantada codicia.
Ellos son imprescindibles, únicos, merecedores del mañana.
Mi nombre es alguien y cualquiera.
Paso con lentitud, como quien viene de tan lejos que no espera llegar.


Luna de enfrente (1925)



Elena Delgado. 

viernes, 12 de enero de 2018

Cómo río en el desierto.

Hay siempre, una lágrima valiente.
Sí, una lágrima valiente, que se atreve a salir del escondrijo de la tristeza, la melancolía y la desesperanza para ver la luz.

Esta lágrima valiente provoca un efecto llamada de otras lágrimas que después de observar lo rápido que se puede correr, se llenan de valentía así mismo.

Estas lágrimas vacían toda esa tristeza, melancolía y desesperanza, refrescan las mejillas contraídas, calientan los labios forzados en una sonrisa, limpian las manos inquietas y perdidas… alivian la tensión de un corazón compungido, de un corazón valiente que de vez en cuando se esconde ante la intensidad de las emociones, por miedo a no poder soportarlo.


Las lágrimas son mis amigas, aunque muchas veces me avergüence de ellas. No lo merecen, desde luego, pues son muy, muy valientes.



Elena Delgado