sábado, 27 de octubre de 2018

Para.Respira.Mira y respira.Sonríe.Y sigue.

Es para todos algo común, una experiencia compartida, una sensación general el sentir inseguridad. 
En este mundo donde se sobrevalora su opuesto, donde la incertidumbre es algo desquiciante y repulsivo, donde se nos hace creer que la felicidad es poseer el control sobre todo y todos, y más que nada sobre uno mismo, yo acudo a intentar dejarme llevar.

Sí, puede ser una idea ya muy escuchada, incluso algo sobre lo que se puede sentir escepticismo, la típica frase de taza del desayuno. El caso es, ¿quién puede asegurarse un total control sobre su vida? 
Somos seres sociales en constante interconexión: con el ambiente, con otros, incluso con nosotros mismos cuando batallan las dudas en nuestra mente en pos de tomar decisiones, de formular una opinión o de decidir que hacer un domingo por la tarde para evitar la desidia. 





Sí, el fluir, el vivir el presente, el aquí y el ahora implica mucho más esfuerzo y fortaleza que el retrotraerse un pasado ya mil veces recordado o fantasear sobre un futuro inexistente, porque cuanto menos estemos con nosotros mismos, menos nos conoceremos, y cuando menos nos conozcamos, más fácil será dejarnos llevar por opiniones ajenas encauzadas a insertar en nuestra conciencia cómo debemos vivir, qué debemos pensar, comprar, hacia dónde debemos ir, quién debemos ser.

¿Quién eres?










Un pie, otro.
Una mano, otra.
Un rostro, otro.
Una mirada, otra.
Un cielo, y un suelo.

Una persona, una imagen que se revuelve suspirando a favor del viento, esperando que todo él entre en ella.

A cada paso, a cada movimiento, hay un pensamiento.
Un pensamiento que se expande, se contrae.
Un pensamiento que se calienta, se enfría.
Un pensamiento que se va para no volver.
Un pensamiento que dice la verdad y miente a la vez.

Al ritmo frenético de la huida de sí mismo, intenta producir una sensación de libertad sobre los cuerpos, pero ¿quién sabe?
Quizá ésta no les parezca hermosa.
Quizá les aterrorice si quiera su roce.
Sentir que pueden elegir salir.
Salir de detrás de las rejas.
Cruzar la puerta abierta cual alas de paloma al vuelo.

Que cada paso produce un movimiento.
Cada movimiento un pensamiento sutil.
Fino cual cabello, poderoso y veloz cual caballo, cada cual más bello.

Y sigue, y sigue, y sigue, y sigue.

Para.

Respira.

Mira y respira.

Sonríe.

Y sigue.



Elena Delgado.

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