martes, 27 de febrero de 2018

Por miradas profundas

“Entonces ¿para qué estar en pareja? Usamos nuestros ojos para vernos y reconocernos. Podemos mirarnos las manos, los pies y el ombligo… Sin embargo, hay partes de nosotros que nunca nos hemos visto directamente, como nuestro rostro, tan importante e identificatorio que cuesta creer que nunca lo podremos percibir con nuestros propios ojos… Para conocer visualmente estas partes ocultas a nuestra mirada necesitamos un espejo. Del mismo modo, en nuestra personalidad, en nuestra manera de ser en el mundo, hay aspectos ocultos a nuestra percepción. Para verlos necesitamos, aquí también, un espejo… y el único espejo donde podríamos llegar a vernos es el otro”

Amarse con los ojos abiertos, Jorge Bucay.


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