2 de octubre de 2016
¿Qué sentido tiene que esté aquí, respirando, consumiendo y colaborando en la extinción de los recursos de este maravilloso planeta? ¿Qué sentido tiene que cuando más tranquila debería estar, más ansiosa me siento? ¿Qué sentido es el que debo seguir? ¿El sentido del acto, del odio, del asfalto, de la visa o del susto? ¿Y hacia el mar, hacia las montañas, hacia el bosque o hacia la puerta de casa? ¿Dónde está mi sentido sin sentido de los sentidos? ¿Hacia dónde he de dirigir mi mirada? ¿Qué palabras debería escuchar? ¿Qué mejillas acariciar? ¿Qué cuello aspirar? ¿Qué lágrimas saborear? Sólo conozco el sinsetido de una existencia vacía que intenta llenarse con aire contaminado, que huele mal, que no deja ver, cuyo sabor es amargo, y que tapona los oídos. Sólo sé que siento mi cuerpo y mi alma cansados de una lucha sin sentido ni cuartel contra nosequé fantasmas de nosequé fantasía inventada en nosequé época de mi vida.
Estoy en búsqueda del sentido profundo, sin sentido de la orientación, pero con todo el sentido del humor del que soy capaz, y con un sentido pésame por mi amor propio, que muchas veces se queda por el camino, confundido entre sentido y sentidos.

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