No podía, ni en broma, dejar de mentar en este espacio al descubrimiento que realicé hace un par de años y que supuso un punto de inflexión en mi vida: La terapia Gestalt.
Mucha gente curiosa me pregunta : " y eso, ¿qué es? Tiene un nombre super raro". Ante la pregunta me encuentro muchas veces con necesidad de tomar aire... ¡¿qué no es la Gestalt?!
Y así me encuentro de nuevo al intentar describirla brevemente. Por ello os dejo aquí una descripción realizada por un Docente de la Formación Gestalt, Pedro de Casso ( http://www.ciparhpsicoterapia.com/equipo-y-colaboradores/corredera-de-san-pablo/pedro-de-casso.html) donde he destacado lo más importante. Podría ser más corto pero eso significaría perder contenido valioso para entender el concepto de una manera completa.
Para mí ha sido, personalmente, un lugar de autoconomiento de vital importancia, un espacio donde he tenido la oportunidad de pararme y focalizarme, de "darme cuenta" de mí misma, de mis limitaciones y oportunidades, de mis necesidades no escuchadas y mis deseos más profundos. Me he sentido en todo momento acompañada por mi grupo, mis espejos, mis manos y pies, y por un terapeuta que dirigía siempre las dinámicas, pues se movilizan muchos elementos que una mano experta ha de saber guiar.
Aquí os dejo, sin embargo, algo más detallado y objetivo:
"Los preceptos de la Gestalt, que se podrían traducir en un estilo de vida, son:
1) Vivir el ahora,
preocupándote por el presente.
2) Vivir aquí,
relacionándote más con lo presente que con lo ausente.
3) Experimentar lo
real, dejando de imaginar.
4) Sentir y
observar, dejando a un lado los pensamientos innecesarios.
5) Expresar, no
manipular, explicar, justificar o juzgar.
6) No rechazar el
dolor, sino entregarte a el tanto como al placer.
7) No adorar a
ningún ídolo, no aceptar otros mandatos o deberes que no provengan de ti mismo.
8)
Responsabilizarte de tus acciones, sentimientos y pensamientos.
9) Aceptarte como
eres.
En palabras del propio
Perls, “la terapia gestáltica, al enfatizar la conciencia de uno mismo y del
mundo, se convierte en una forma de vida y de sentir que parte de la
experiencia propia. Intenta integrar la personalidad fragmentada o dividida.
Para ello se sirve de un enfoque no interpretativo que tiene lugar en el aquí y
ahora”.
Si la Terapia Gestalt
es ante todo, en palabras de Claudio Naranjo, la forma de hacer terapia
originada por Fritz Perls, la pregunta acerca de las raíces de este tipo de
terapia necesariamente nos remite a aquéllas en que pudo beber o inspirarse el
propio Perls (1893-1970).
Los intereses del
Fritz adolescente no se orientaban precisamente a lo teórico. Rebelde,
enfrentado a la tradición religiosa judía familiar -que consideraba hipócrita-,
y fascinado por su temprana experiencia teatral con Max Reinhardt, ve
interrumpidos sus estudios de medicina, iniciados por compromiso frente a la
presión paterna, para pasar por la terrible experiencia de las trincheras en la
Primera Guerra Mundial.
Graduado como neuropsiquiatra una vez terminada ésta,
su espíritu inconformista, desencantado, y a la vez vitalista, le pone en
contacto con la vanguardia del movimiento de la Bauhaus de Berlín.
Aquí, entre
una pléyade de artistas, poetas, arquitectos y pensadores disidentes, encuentra
al filósofo neokantiano Solomon Friedländer, en cuya teoría sobre la
"indiferencia creativa" -basada en la complementariedad de los
opuestos y la existencia entre ellos de un "punto cero" de equilibrio-
iba a encontrar Fritz, en sus propias palabras, "un antídoto contra mi
confusión y extravío existenciales". Por esta época, no obstante, iba a
acudir también en busca de solución a la que habría de ser su primera
psicoanalista, y a la vez su primera introductora crítica al mundo del
psicoanálisis: Karen Horney.
Los influjos se
superponen. Por un lado, el de su tratamiento y ulterior formación
psicoanalítica en Frankfurt, Berlín y Viena, de la mano de otros famosos
analistas que le llevan a establecerse y mantenerse él mismo como psicoanalista
ortodoxo por más de diez años, primero en Berlín y luego, huyendo de los nazis,
en Sudáfrica, donde irá fraguándose su propia síntesis terapéutica. Particular
importancia ejerció en él como terapeuta Wilhelm Reich, que habría de agudizar
su conciencia de la importancia del cuerpo como factor de anclaje y expresión
de los conflictos neuróticos.
Por otra parte, aún en
Alemania, coincidiendo con sus inicios psicoanalíticos, resultará decisivo su
contacto -sobre todo a través de Lore, su futura mujer- con la "Escuela de
la Psicología de la Gestalt" de Frankfurt (Köhler, Wertheimer, Kurt
Lewin...) y las conclusiones de ésta en el estudio de los mecanismos de la
percepción. Según tales conclusiones, toda percepción sensorial es fruto de la
interacción que tiene lugar entre los estímulos presentes en el medio y la
"configuración significativa" (Gestalt) que de ellos hace el sujeto
en un momento dado. Es decir, el sujeto no percibe lo que hay, la totalidad
caótica de estímulos presentes ("fondo"), sino que los organiza
selectivamente o destaca tan sólo aquello que en cada momento o situación le
resulta significativo ("figura").
Estos psicólogos no
pretendían utilizar sus investigaciones para fines terapéuticos, pero Perls, guiado
por su agudo instinto práctico, rescataría más adelante como base de su futura
terapia la idea de que toda vivencia psicológica humana (y no sólo la
percepción sensorial) se estructura de esa misma forma interactiva entre el
sujeto y lo que constituye su medio o entorno en cada momento. Organismo y
medio forman, pues, un "todo", un campo interactivo. Y como en toda
situación psicológica el medio lo forman otra u otras personas, las distintas
personas implicadas en una situación configuran a ésta como conjunto
significativo (Gestalt), en términos de figura y fondo, que resulta diverso
para cada uno en función de sus respectivos intereses o necesidades del
momento. De ahí la posibilidad de conflictos, pero también la posibilidad de
soluciones armoniosas derivadas de la consideración de la totalidad del
"campo". Toda Gestalt es dinámica, procede de una necesidad y tiende
a satisfacerla. Por eso, cuando el organismo satisface su necesidad vuelve a un
punto cero de equilibrio (coincidencia con Friedländer), hasta que la tensión
surgida de una nueva necesidad vuelve a generar una nueva Gestalt de la
situación en orden a satisfacer aquélla y alcanzar así un nuevo equilibrio
dentro del ciclo permanente de "autorregulación organísmica" que
caracteriza la vida. Cuando la satisfacción, por uno u otro motivo, no se
alcanza, la Gestalt queda "inconclusa", y puede quedar en el
individuo una energía interrumpida que a través de situaciones repetitivas
busque más tarde su necesaria compleción.
Precisamente, para Perls, el eje de su terapia giraría, en primer
lugar, en torno a una fe inquebrantable en la capacidad humana de
"AUTORREGULACIÓN ORGANÍSMICA", a nivel individual y social (esto
quiere decir fe en la capacidad "biológica" del organismo humano,
individual o grupal, para traer al primer plano, directamente o a través de
síntomas, la conciencia de la necesidad pendiente de satisfacción). En
segundo lugar, y consecuentemente, basándose en el concepto dinámico operativo
de "GESTALT INCONCLUSA", Perls orientaría su terapia a la detección y
resolución en el presente de las "situaciones inacabadas" en la vida
del individuo, en cuanto que están en el origen del estancamiento de su energía
y, por tanto, de su neurosis.
De aquí que Perls acabara tardíamente por cambiar el nombre de su
específica forma de terapia, a la que en un principio denominaba "Terapia
de Concentración" (en los síntomas), y optara por darla a conocer como
"Terapia Gestalt" (hacia 1950).
Aparte estos influjos,
hay que añadir, todavía en la etapa alemana, algún contacto más episódico que
sistemático con el movimiento existencial (Buber, Tillich, Scheler...) y con la
fenomenología de Husserl.
"Al menos me había compenetrado de una cosa: la
filosofía existencial exige que uno tome la responsabilidad de su propia
existencia", dice en su autobiografía, donde también califica a su terapia
de "existencial" , al lado de la Logoterapia de V. Frankl y la
terapia del Dasein de Binswanger. Rasgos existenciales de la terapia Gestalt
son también concebir la relación terapéutica como una relación
"Yo-Tú" (Buber), y el énfasis en el "aquí y ahora". La
raigambre fenomenológica, presente ya en la misma Escuela de la Psicología de
la Gestalt, se hace más patente aún en Perls con su insistencia en el desarrollo
de la conciencia de lo obvio ("awareness", darse cuenta), sin
interpretaciones, como vía de captación de la realidad, y en su alejamiento de
todo interés por el inconsciente. Por cierto, Perls, que siempre admiró mucho a
Freud, comenta en su autobiografía: "Estoy profundamente agradecido de lo
mucho que me desarrollé oponiéndome a él".
De esta forma, Perls,
poseedor de una mente poderosa, dotada de una fuerza lógica, crítica e
integradora de primer orden pese a no ser ante todo un teórico, iba a
adscribirse -más por olfato e instinto vital derivados de su propia
personalidad y experiencia que como fruto de una trabajosa decantación
intelectual- a las nuevas corrientes filosóficas de su tiempo (fenomenología y
existencialismo, sobre todo), y también a la nueva física cuántica y
relativista, separándose así de las corrientes cartesianas, asociacionistas y
mecanicistas que dominaban la filosofía y la ciencia en el cambio de siglo y
que estaban en buena parte en la base de toda la concepción psicoanalítica
freudiana.
La síntesis personal
de Perls, que empezó a tomar cuerpo tardíamente (con casi 50 años), no dejaría
de enriquecerse con nuevos aportes hasta en sus últimos años, lo que de por sí
pone de relieve, además de su admirable vitalidad, la estrecha coherencia con
su propia vida que presidió desde siempre su particular forma de trabajo
terapéutico. Entre esos nuevos elementos, aparte primero la concepción
holística de Jan Smuts (con quien trabó amistad en Sudáfrica) y el psicodrama
de Moreno o los trabajos de Ida Rolf y Eric Berne, cabe destacar como más
importantes, sobre todo, el contacto directo que tuvo con la filosofía oriental
y la meditación Zen a lo largo de su estancia de dos meses en un
"dojo" japonés. En los principios taoístas de integración de opuestos
-Yin y Yang-, y la atención centrada en el presente y el valor del vacío
propios del Zen, encontraría una confirmación amplificadora de posiciones ya
anteriormente adoptadas por él en la misma dirección.
De esta forma, su
enfoque terapéutico, firmemente encuadrado dentro del Movimiento de la
Psicología Humanista o de Desarrollo del Potencial Humano surgido en California
en los años 60 de la mano de Abraham Maslow, Alan Watts y Carl Rogers, entre
otros, acaba asomándose así a la dimensión espiritual transpersonal, que estaba
en germen en ese movimiento, trascendiendo con ello los estrechos
planteamientos psicologizantes en que había estado inmerso en gran parte el
mundo de la psicoterapia freudiana hasta el momento".
Pedro de Casso
Os dejo por aquí, además, información del sitio donde yo realicé mi formación:
Elena Delgado

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